Bodegones domésticos

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A veces hay que estropear un poquito el cuadro para poder terminarlo.


Eugène Delacroix

Bodegones domésticos

La serie fotográfica, en proceso, reimagina objetos cotidianos que conviven con el autor —adquiridos con el paso de los años o heredados de familiares ya fallecidos—, en combinaciones temáticas que aluden a su biografía personal. Su estética es caprichosa, en tensión a veces pero meticulosamente compuesta, y los objetos que conforman estos bodegones domésticos anhelan mimetizarse con un espacio construido a partir de ellos creando nuevas formas expresivas.

En la primera imagen aparece el juego de café con un diseño de pata de gallo de la bisuabuela materna del autor, parcialmente roto en un reciente accidente doméstico y a la espera de ser restaurado con la técnica japonesa del kintsugi. Una cafetera, un recipiente para servir leche, un azucarero y varias tazas con sus correspondientes platos son reinterpretados como si de un único objeto se tratase. Hay quien dice que se parece a un edificio de Frank Gehry.

En la segunda imagen conviven cuatro pisapapeles de cristal: tres de ellos circulares y uno cilíndrico y alargado. Dos son heredados, uno recogido de la calle y el restante el autor no recuerda la proveniencia. Uno de ellos fue intervenido durante los años en los que el autor estudiaba Bellas Artes en Valencia y transformado en una escultura titulada El Pequeño Príncipe postmoderno, a la que se le añadió un llavero comprado en un Todo a cien de la época con forma de ser de luz y un posavasos originario del Gran Bazar de Estambul —el cual fue añadido a la obra años después—.

La tercera imagen consiste en un bodegón chinesco en tensión y a punto de alcanzar el nirvana, compuesta de objetos adquiridos en el rastro de Madrid, el portal de compraventa de antigüedades Todocolección, una tienda de venta de objetos antiguos de barrio y la cadena danesa de venta de objetos diversos Tiger. Todo parece flotar y desvanecerse al mismo tiempo, como la vida misma.

Por último, la cuarta imagen reúne todas las figuras de diferentes tamaños, materiales, colores y texturas del dios hindú Ganesh —el dios de la buena suerte— adquiridas por el autor durante su viaje a la India de 2006-2007, junto a otras regaladas posteriormente por sus amigos. La disposición de las figuras, caídas y tumbadas a lo largo de una línea oblicua descendente, recuerda a la mítica fotografía The Distroyed Room, de Jeff Wall. Pero en este caso su configuración es invertida y despreocupada. Únicamente una de las figuras del dios Ganesh permanece erguida, quién sabe por qué.

Año2023
LugarMadrid